El pasado jueves fue el segundo concierto que daban Los Fabulosos Cadillacs en el DF, y por fortuna a una amiga le quedó colgada una entrada que me la agencié sin dudarlo ni un segundo; vale que no era enfrente del escenario, era en las gradas (el concierto se hizo en el Foro Sol, que es el estadio de béisbol por predilección para las ligas mayores de citado deporte) en un estadio con un aforo de unas 65000 personas. Estuvo casi completo, pensad que fueron dos días. Sobre el concierto, no hay palabras, estuvieron muy bien, muy volcados, apenas existió el silencio entre canción y canción y evidentemente todos bailando porque esta gente sabe cómo hacer fiesta. No cabe decir que tocaron las clásicas y algunas del nuevo disco que han sacado, y tocaron evidentemente "Calaveras y diablitos" y "V centenario" (que quienes la conozcan saben de que va (¿eh, Dani?)) con la que pretendían y consiguieron ganarse al público, en suma, fueron dos horas y media de fabulosos Fabulosos.
El león, qué gran apertura, el tema ya está empezado por que me tardaron en dar la cámara, jajaja.
Tuvieron tres invitados éste tipo que tocaba cumbia, una cantante de Puerto Rico que no conocíamos ninguno y un crío de unos 11 años que creo que se llamaba Masterboy o algo así, hay que reconocer que el enano era un crack en la batería.
Si algo también he de destacar fueron los vídeos que acompañaban a sus canciones, realmente muy bien paridos, no eran nada del otro mundo salvo un par, pero estaban muy bien hechos.
Si clicáis en la imagen veréis que frente al escenario hay un montón de gente, intenté grabar cuando empezaban a saltar todos a la vez pero no se veía bien (por eso no está subido), era una autentico mar de carne y sudor, me quedé fascinado del efecto, pura marea. Palabra de niño liante.
Ésto sí que me encantó, todas esas lucecitas, ¿las veis? Son teléfonos móviles y cámaras digitales, parecían unas malditas luciérnagas, en cuanto asomaba una canción muy querida por los fans, el estadio se iluminaba por puntitos blancos azulados.
Pues os presento a los que me llevaron al concierto, de izquierda a derecha; Ana, que me vendió la entrada; Ivania, que le sugirió a Ana que me la vendiera asegurando que mi compañía iba a ser entretenida; y Rafael que lo conocí allá que se perdió más de la mitad del concierto y que además tuvo el puntazo de acercarme a la colonia. De agradecimiento les invité a unas chelas en un bar, La vorágine, del centro de Tlalpan después del concierto. Añado que yo estaba doblado siendo la 1 AM y habiéndome levantado a las 6 AM. Pero mereció la pena.
PS: No me olvido del post de Día de Muertos, pero ando muy liado y es largo lo que he de contar, en ésta seamana que entra prometo contároslo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario