Pues por fin, y aprovechando que no puedo hacer otra cosa con el ordenador (está renderizando, ya os contaré en una semana), hago la actualización pertinente del día de muertos. Primero contaros que fue un desastre. Os comenté que me iba a ir a Mixquic para la noche antes del día de muertos (bueno para su madrugada, noche del 1 y el 2) que me habían dicho que era un buen lugar para ver la tradición y esas cosas y yo todo motivado (y abandonado, al final me fui sólo) cogí y me pillé un bus para donde estaba el asunto. Para empezar tres horas de tráfico, sin exagerar, de reloj. Cuando llegué aquello no era una celebración era una puñetera verbena como dios manda, que si puestos de tacos, que si micheladas, que si helados, que chamarras, que si playeras, que si figuritas, bueno un montón de "que si..." más. Y dije, esto no puede ser, y me perdí por el pueblo a ver si encontraba ofrendas en la calle y esas cosas... pues ni rastro, y para más inri (expresión perfecta ahora mismo) el panteón lo cerraron a las once y media, por lo que mi plan de pasar la noche en el panteón tomando fotos se fue al garete. Así que todo resignado me hice a la idea de pasar la noche en ese pueblo lleno de vida pero muerto de tradición folclórica. Me puse a pasear, cuando de repente me encuentro con unos tipos que se me quedan mirando (y yo a ellos, evidentemente) y resultaron ser españoles, mis primeros españoles, jajaja, ¡los españoles al rescate! Ya os hacéis a la idea de lo que hice, me uní a ellos.
Unos tipos muy majos, uno de Vitoria, otro de Barcelona y el tercero de Madrid, ingenieros de GAMESA todos ellos. Y para mi suerte, venían en coche. Decían de irse a Xochimilco que prometía más, y ni cortos ni perezosos nos montamos en el carro y ala, carretera y manta. Sólo que tras una hora y pico el bajón y la decepción nos aplacó y llegando ya a la ciudad (el DF) se decidieron por una cauta retirada y, cómo no, yo con ellos. En fin, una chusta, pero por lo menos dormí en mi casa y tuve una buena compañía.
Al día siguiente, día de muertos, decidí que debía salvar el alabado día, que hago un 'break' para deciros que es una celebración patrimonio de la humanidad según la UNESCO, así que a las dos de la tarde (los muertos no se iban a ir hasta la noche) cogí mi bolsa mi cámara y mis buenas intenciones y me dirigí al panteón de mi colonia. Aquello sí que fue bonito, no hice fotos por respeto y porque no quería perder tiempo en eso, aquello fue para mí. No os hacéis a la idea lo que es ver a todas la familias limpiando las lápidas, adornarlas, rodear las sepulturas en un corro con tres mariachis cantándoles, a los niños yendo de tumba en tumba viendo y comentando sobre los muertos. El cementerio no era un sitio de luto silencioso y gris, era multicolor, alegre, en pocas palabras, vivo.
Estuve deambulando como unos cuarenta minutos por el panteón hasta que sentí que yo no pintaba más ahí, y me marché.
Hago una reseña sobre mi presencia allá, en todo momento fui respetuoso, pero carajo algunas miradas eran un poco de "sabemos que no eres de aquí..." algo incómodo la verdad, lo cual me motivaron a irme un tanto antes, que tampoco era cuestión de incomodar.
Después, y con el subidón de que había esperanzas de salvar el día de muertos, me subí al metrobús y derechito a Reforma, me fui a ver las ofrendas de dicho lugar y la exposición de alebrijes, que más tarde subo.
En fin, la verdad es que salvé el día, me fui contento a casa sintiendo que sí que había visto lo que esperaba, así que para cerrar este bloque, dos consejos. Si podéis, por favor, venid a ver esta maravillosa celebración (una semana antes para que veáis los preparativos). El segundo consejo, no vayáis a Mixquic, si queréis ver celebración del día de muertos lo mejos es agarrar el coche e irse a algún pueblito alejado y probar la autenticidad de lo que no está adulterado. Os dejo con las imágenes.
Unos tipos muy majos, uno de Vitoria, otro de Barcelona y el tercero de Madrid, ingenieros de GAMESA todos ellos. Y para mi suerte, venían en coche. Decían de irse a Xochimilco que prometía más, y ni cortos ni perezosos nos montamos en el carro y ala, carretera y manta. Sólo que tras una hora y pico el bajón y la decepción nos aplacó y llegando ya a la ciudad (el DF) se decidieron por una cauta retirada y, cómo no, yo con ellos. En fin, una chusta, pero por lo menos dormí en mi casa y tuve una buena compañía.
Al día siguiente, día de muertos, decidí que debía salvar el alabado día, que hago un 'break' para deciros que es una celebración patrimonio de la humanidad según la UNESCO, así que a las dos de la tarde (los muertos no se iban a ir hasta la noche) cogí mi bolsa mi cámara y mis buenas intenciones y me dirigí al panteón de mi colonia. Aquello sí que fue bonito, no hice fotos por respeto y porque no quería perder tiempo en eso, aquello fue para mí. No os hacéis a la idea lo que es ver a todas la familias limpiando las lápidas, adornarlas, rodear las sepulturas en un corro con tres mariachis cantándoles, a los niños yendo de tumba en tumba viendo y comentando sobre los muertos. El cementerio no era un sitio de luto silencioso y gris, era multicolor, alegre, en pocas palabras, vivo.
Estuve deambulando como unos cuarenta minutos por el panteón hasta que sentí que yo no pintaba más ahí, y me marché.
Hago una reseña sobre mi presencia allá, en todo momento fui respetuoso, pero carajo algunas miradas eran un poco de "sabemos que no eres de aquí..." algo incómodo la verdad, lo cual me motivaron a irme un tanto antes, que tampoco era cuestión de incomodar.
Después, y con el subidón de que había esperanzas de salvar el día de muertos, me subí al metrobús y derechito a Reforma, me fui a ver las ofrendas de dicho lugar y la exposición de alebrijes, que más tarde subo.
En fin, la verdad es que salvé el día, me fui contento a casa sintiendo que sí que había visto lo que esperaba, así que para cerrar este bloque, dos consejos. Si podéis, por favor, venid a ver esta maravillosa celebración (una semana antes para que veáis los preparativos). El segundo consejo, no vayáis a Mixquic, si queréis ver celebración del día de muertos lo mejos es agarrar el coche e irse a algún pueblito alejado y probar la autenticidad de lo que no está adulterado. Os dejo con las imágenes.
Hago un inciso, antes del repertorio de imágenes. Estas fotos corresponden a la ofrenda del barrio "la fama" en el panteón de la colonia en la que vivo, Tlalpan. Ésta ofrenda se dirige a la familia del señor que está de pie, por un lado una rama de su linaje y por el otro la otra. Y allí el buen hombre nos empezó a narrar relatos de sus abuelos e historias, viniendo a ser la tradición que se cumple frente las ofrendas durante el los dos días de celebración.
Esos pétalos naranjas pertenecen a la flor típica de la fiesta, no recuerdo el nombre ahora pero bueno. Todos los adornos llevaban incorporados o bien los pétalos o las flores, y/o ambos.
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